lunes, 7 de marzo de 2022

ANTE LA GUERRA DE UCRANIA (II)

 (Segunda reflexión 7-3-22)

Refugiados

...No dejar a nadie atrás... El éxodo es gigantesco. Y visible, pues hablamos de una nación fronteriza con la Unión Europea, cuya zona occidental por ahora no está siendo devastada y además con buenas carreteras. Las historias personales que acompañan estos éxodos son desgarradoras. Sufrimiento sagrado decíamos en el anterior artículo... Muchas personas están respondiendo, las fronteras están abiertas para ellos, se habla de regularizaciones, de acogida... Nosotros mismos, recién empezada la guerra procuramos contactar con quien pudiera ayudar y de hecho entregamos bastante material. Algo que habrá que seguir haciendo, además de las iniciativas que se nos ocurran o se les ocurran a otros... Esto, esta respuesta, parece lo normal ante el sufrimiento ajeno y especialmente ante el sufrimiento inocente. Pero, ¿entonces?...

Desgraciadamente estamos ante una respuesta condicionada por varios factores: los medios hacen que la situación exista, los gobiernos en oposición geoestratégica y económica a Rusia y el bloque que pretende forjar, actúan como bloque frente a este otro y por tanto consideran a las víctimas como víctimas por su significado político y no por ser bebés, discapacitados, ancianos, niños y familias que huyen de una guerra.

Sólo hace unos meses miles de refugiados de otras guerras brutales que han ocasionado el desplazamiento de millones, eran frenados con violencia en la frontera de Lituania y Polonia. Se decía que era una maniobra de Lukashenko... es decir, que este dictador (si es verdad lo de la maniobra orquestada) amenazaba a la Unión, no con misiles, sabotajes, disparos... sino arrojándonos personas pobres fugitivos de conflictos bélicos... Y la Unión vivió esto como verdadera amenaza... Hubo palizas con resultado de muerte, incluso tirando los cuerpos a la zona bielorrusa, había numerosos bebés, embarazadas, ancianos... todos vistos como amenaza para la Unión. Como en la frontera de Grecia con Turquía, donde hace nada doce hermanos murieron de frío después de ser apaleados y despojados de su ropa por fuerzas griegas, aquí también hubo muertos de frío. El gobierno polaco militarizó la zona, la sometió a una especie de ley marcial para prohibir el acceso de la prensa, o de quien quisiera ayudar. Los vecinos fueron amenazados si ayudaban a esas familias de refugiados, se entraba en las casas de las aldeas a registrar... Aquí una anécdota que es más que una anécdota: una mujer polaca, disconforme con las medidas recibió en diversas ocasiones y de modo intempestivo la visita, bien de policías, bien de soldados para registrar su vivienda. En uno de los registros miraron hasta debajo de las camas, y entonces esta mujer les espetó una frase espantosa pronunciada en territorio polaco; les dijo dolorida e irónicamente: "no escondo a judíos"...

Este panorama no es marginal: Europa entera está llena de alambradas y patrullas militares, hay miles de personas varadas desde hace años, en la mas estrecha miseria, con sus familias miles de ellos, y sufriendo violencias inauditas. En las fronteras de Bosnia con Croacia, de Croacia con Eslovenia, de Grecia con Turquía, de Macedonia con Grecia, en todas las fronteras serbias, húngaras, búlgaras, rumanas, albanesas, miles sufren no sólo ante la indiferencia y el silencio sino en el desprecio explícito. Quienes hemos estado en tales lugares hemos visto también, como ahora en Ucrania, niños y niñas de toda edad, bebés, embarazadas, gentes en sillas de ruedas, personas desesperadas, asustadas, con testimonios gráficos de los horrores pasados en sus respectivas guerras... Estos, que ya hace tiempo dejaron de existir para los medios, hoy han desaparecido totalmente. Recuerdo con pesar a un caballerete de Comillas, tertuliano de La Sexta, comentando la maniobra o supuesta maniobra de Lukashenko: lo comparaba con la oleada de refugiados de 2015-2016 para concluir con unas palabras tremendas: "con todo el perjuicio que aquello supuso para la Unión Europea"... Sin ofender, espero que este señor sea sólo imbécil, porque así la responsabilidad se mitiga... Nadie le dijo nada ante un aserto que podría haber emitido un jerifalte de Vox... Sí, todo aquel sufrimiento, aquellas vejaciones, aquellos muertos y heridos en territorio europeo... todos sus periplos para llegar desde Afganistán, desde Irak, desde Siria, toda la experiencia pasada allí, todos los llantos y gritos que contemplamos, la estupefacción, la incertidumbre, los partos al aire libre, los suicidios, los golpes, los disparos, los perros de presa, las heladas, las noches empapados, las picaduras, fiebres, accidentes, los blindados en ciertas fronteras, los asaltos en las montañas por parte de comandos encapuchados o no cuyo modus operandi sistemático era y es: dinero robado, pasaportes quemados, medicinas destruidas, mochilas quemadas, móviles destruidos, despojamiento de ropa, paliza, amenazas de muerte y para atrás, de vuelta al otro lado de la frontera... todo esto y más... era un perjuicio para la Unión Europea. Unos gobiernos que decían que ya  no cabía nadie más, que saben de los millones de refugiados que hay, en condiciones miserables, en Líbano, Jordania, Turquía, y que ahora dice que tiene capacidad para acoger a millones...

Uno imagina la profunda humillación que están viviendo muchas personas, con sus bebés a cuestas y sus niños pequeños agarrados a sus manos cuando perciban que para determinados gobiernos y para grandes sectores de determinadas sociedades, sus pequeños no valen lo mismo que esos otros inocentes que están siendo socorridos. Entonces y al fin esto supone un sutil atentado a la propia dignidad de los ucranianos acogidos: porque, como decíamos más arriba, no son acogidos por su intrínseca dignidad personal sino que ésta es invocada a causa de un significado político. Por eso mismo, como sucedió en la guerra de los Balcanes y en tantas otras, en esta misma guerra hay ya sufrimientos que nadie va a valorar como tales sufrimientos, aunque estén encarnados, también, en niños, en bebés, en ancianos, en familias: por ejemplo, las casi doscientas mil personas que han huido del Donbass a territorio ruso.

No dejar a nadie atrás en nuestro corazón. Aunque no pudiéramos hacer nada tangible en favor de ellos, un cristiano sabe de su identidad: Cristo mismo se ha identificado con todos los que sufren, Dios no olvida a nadie, a nadie, inocente o culpables, tanto más cuando se trata de niños, cuando hay presencia de niños.

Si Dios quiere seguiremos con estas reflexiones: hablaremos de otras fronteras, las del sur, de otros hermanos de los que se pretende con violencia que sí les dejemos atrás en nuestros corazones e ncluso que les condenemos.

3 comentarios:

  1. Dura, cruda y acertada "segunda reflexión". Te apoyamos.

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  2. Los militares españoles y más en concreto los legionarios en Su Credo. Hay una máxima, jamás dejaré a un compañero caído en combate. Por tanto afirmó que jamás he dejado de pensar en dejar a mi uno solo de los Hermanos, hijos de Dios, que han perdido su dignidad

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  3. Grande tio Gerry. Es una gran ayuda para entender la realidad hasta el fondo. Gracias hno.

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